Después de muchos años sabáticos en cuanto al arte de tejer, este otoño me ha apetecido hacerlo.
Cuatro madejas de una lana con efectos especiales (matizada en tonos grises y negro), unas agujas del cinco y medio, unas cuantas raciones relajadas de sofá y ... voilà:
A mi hijo mayor le ha gustado mucho.
Ha sido una sorpresa doble: yo le sorprendido a él y él me ha sorprendido a mí encargándome otro (con lo especiales que son los jóvenes, corrí el riesgo de que no le gustara un jersey tejido por su mamá a estas alturas de su vida: 20 años)
Ahora sólo hace falta que el tiempo le permita ponérselo. Prometo foto con percha incluída.
Ah!, con los motores calientes, ya he empezado otro para mi otro hijo.
Tonos marrones.
Continuará.