A fuego lento.
Tras la alegría de una buena mesa,
la tan ansiada sobremesa.
Un placer.
Endorfinas, serotonina y dopamina en juego.
Aroma y poder de convocatoria.
¡Tan agustito!
Tres metros de mesa.
Un mantel diseñado para compartirla.
¡FELICIDADES!